¿Me dices que me amas pero me traicionas?
“Nunca pensé que me estabas engañando. ¿En qué te fallé? Aún recuerdo ese momento como si hubiese sido ayer, estabas con ella en la misma cama donde tú y yo solíamos descansar los domingos. ¿Cómo no me di cuenta? Todos los días me recordabas lo mucho que me amabas y me llenabas de lindos detalles que me hacían volver a nuestros primeros días juntos. Debí sospechar que esos mensajes que recibias tarde en la noche no eran normales, siempre creí que eran conversaciones con tu jefe o algo relacionado al trabajo.
Era martes en la tarde y los niños aún no llegaban de su clase de fútbol. Un cliente canceló una reunión que teníamos y decidí irme a casa temprano para preparar la cena y dedicarnos tiempo. Mientras atravesaba el recibidor de nuestra casa, vi que había dos copas para vino junto con una botella vacía; claramente no era para nosotros dos. Seguí avanzando hasta el comedor y prendas tuyas se atravesaban en el camino hacia la habitación principal. Escuchaba la voz de ella con un tono de placer que reprodujo de inmediato una escena en mi cabeza: estaba con su amante. Una sensación que hasta el momento no he podido definir, aplastó mi pecho. Con temor, rabia y lágrimas en los ojos decidí caminar hasta nuestro cuarto. Muchas preguntas empezaron a rondar mi cabeza: ¿por qué ser infiel si era “feliz” conmigo?, ¿qué tiene ella que no tenga yo?, ¿hace cuánto lo hace? Fueron los segundos más dolorosos en mucho tiempo. No tuve la fuerza para confrontarlo, solo me quedé ahí detrás de la puerta, escuchándolos derrochando placer con una mujer que no era yo.
Sentí que el mundo se derrumbaba frente a mí y un mar de dudas inundó mi cabeza. ¿Qué sería de mí sin ti de ahora en adelante?, ¿podré perdonarte?, ¿qué le diré a los niños? ¡Por Dios! Sentí morir en ese instante.
Hoy ya no estamos juntos, fue una experiencia dolorosa pero le agradezco a él por ser el punto de quiebre que me hizo recapacitar y descubrir muchas cosas buenas en mí. Amigos y familiares me ayudaron mucho porque compartieron conmigo diferentes herramientas para salir victoriosa de ese agujero en el que me encontraba. Hoy puedo decir: “Ayer te amaba, hoy no siento nada; antes te admiraba y hoy te veo normal; hasta hace poco te deseaba y ahora me eres indiferente…”