Redacción Editorial Phrònesis
Para resolver los contratiempos del día a día en el menor tiempo posible, ser admirado por tu pareja, cuidar que los quehaceres donde están involucrados tus hijos fluyan con mayor rapidez y efectividad y lograr una vida laboral admirable, sueles invertir la mayoría de tu tiempo, esfuerzos y pensamientos, dejándote en último lugar; tienes disponibilidad para todo y todos, menos para ti.
Todo este torbellino de ocupaciones parece caótico, una cosa tras otra desde el primer momento de la mañana hasta entrada la noche y tú ni siquiera piensas en cómo quererte a tí misma/o porque no hay un solo espacio donde puedas acomodar un “tiempito” para consentirte. Sin embargo, te sorprenderías de la cantidad de cosas que puedes hacer para volver a llamar la atención de quienes te rodean mientras liberas un poco de la carga cotidiana que te autoasignaste por tu preocupación de ver a los demás mejor que tú, notarás cómo todos comienzan a darse cuenta del importante rol que desempeñas en sus vidas.

Haz que te extrañen
Es normal querer hablar con tu pareja durante el día: ambos se aman. Te interesa y quieres saber cómo va su día, si ha disfrutado la comida que prepararon juntos el día anterior, a qué hora llegará a casa, qué le gustaría cenar o si has estado en sus pensamientos. Prueba un día sin llamadas, a lo mucho unos cuantos mensajes por chat, evita detalles, así ambos sentirán que se extrañan, crearás esa sensación de haber tenido una larga jornada y se encontrarán al final del día ansiosos por hacer conversación. No significa que ya no vuelvas a llamar a tu pareja, eso nunca estará prohibido, solo intenta hacerlo con menos frecuencia. Así, una llamada conservará el elemento sorpresa y harás que te deseen con mayor intensidad.
Ahora, no olvides las tareas de la casa, aunque pueden llegar a ser tediosas, ambos deben hacerlas equilibradamente, sin cargar demasiado en uno u otro. Esto hará que el otro valore más esas labores del hogar muchas veces percibidas como insignificantes.
Es verdad, los dos trabajan duro y necesitan descansar, pero si hay una comunicación correcta y amorosa, podrán resolver los quehaceres del hogar mientras se hacen conscientes de cuán importante es la ayuda del otro para vivir en armonía. Además, evitarás conflictos desgastantes del tipo: “¡Es que tú nunca me ayudas en nada!”.
Confía en tus hijos
La ansiedad no es la mejor aliada cuando estás educando a tus hijos. Enfoca tu mente en esto y podrás llamar la atención genuina de ellos mientras forjan un carácter por sí mismos y tendrán la libertad de resolver algunos asuntos por su cuenta. Si crees que tus hijos pueden descifrar algún problema sin necesidad de tu intervención, no temas “soltarles” la responsabilidad. No importa qué edad tengan, permíteles ser resolutivos, así tarden más o la solución no sea perfecta; es una excelente técnica para demostrar tu confianza hacia ellos. Del mismo modo, entenderán que tú no siempre debes solucionarlo todo por ellos. Estarás fomentando su sentido de individualidad y autosuficiencia, motivarás su admiración por ti, reducirás el agotamiento considerablemente e, incluso, sentirás el orgullo de verlos actuar con autonomía y decisión. Esto te llenará de satisfacción y conseguirás más tiempo para dedicarte a ti.
Deja que tus amigos te atiendan
Salir con tus amigos es uno de los mejores planes para divertirte, pero no debes ser siempre quien organiza todo: los llamas, escoges el lugar donde se reunirán piensas cuál será la mejor comida, lo que beberán, a qué hora se encontrarán, en fin. Este exceso de entusiasmo no es del todo bueno, permítele a alguno de ellos ser el organizador, el anfitrión o quien decide cómo se harán las cosas. Las mejores amistades expresan su cariño con calidad, deja que ellos manifiesten libremente su aprecio por ti. Toma con calma cada encuentro y verás cuánto disfrutarás de su compañía, del mismo modo ellos se regocijarán con la tuya.
Hacer “más” no siempre es bueno
El compañerismo en la oficina es fundamental, tomar la iniciativa y ser competente en tus labores diarias. Pero ya sabes lo que dicen de los excesos…Si intentas abarcar responsabilidades que van más allá de tus posibilidades o te generan incomodidad te estarás olvidando de tu gran valor. Querer hacerlo todo solo por escalar una posición o demostrar tu alta efectividad te llevará a finalizar el día destrozada/o. Lejos de parecer amable y profesional, le darás a entender a tus compañeros que pueden aprovecharse de ti: ¡un atentado contra tu bienestar!
Nadie te va a condenar por decir “no”, es totalmente válido. Es un error querer colaborar por obligación o sólo por “quedar bien” frente a tus compañeros o tu jefe. Más vale tu trabajo bien hecho y a tiempo que miles de tareas ajenas hechas a medias.
No te olvides de ti misma/o ni asumas responsabilidades innecesarias. Cuando comienzas a valorarte una luz se enciende en ti y empiezas a emitir un brillo envidible, todos querrán tener la misma incandescencia que te envuelve y ni se les ocurrirá pasarte por alto, no podrán. Sin lugar a dudas, estarás generando un ambiente ameno y agradable en todos los escenarios de tu vida y le enseñarás a todos tu verdadero valor. Cuando eres consciente de tus fortalezas, capacidades, permites que tus seres queridos y cercanos las conozcan, forjas un autoconcepto robusto y firme. Si quieres conocer mucho más acerca de cómo construir una autoestima a prueba de todo, te recomendamos la “Guía práctica para mejorar la autoestima” del psicólogo y escritor Walter Riso, en ella encontrarás la capacidad genuina de reconocer, sin vergüenza ni temor, las fortalezas y virtudes que posees e integrarlas al desarrollo de tu vida para hacerla más saludable y llevadera. ¡Disfrútala y sácale provecho!