Redacción Editorial Phrònesis
Tratar de convencerse a uno mismo de permanecer en una relación que causa dolor y sufrimiento, tarde o temprano será en vano. Aunque sea difícil, hay un momento en que el amor y el respeto propios le ganan al afecto que se le tiene a la pareja.
Este proceso puede durar días, meses e, incluso, años, pues el amor pierde sus tintes tan imperceptiblemente, que ni siquiera lo notamos. Entonces, se vuelve un paisaje conocido al que nos acostumbramos en un estado de confusa lejanía, una zona de confort emocional donde se sobreentiende la existencia del amor intenso unilateral: uno de los dos aún se siente enamorado, mientras que para el otro, todo ha cambiado, en otras palabras, el afecto ya no es recíproco.

“La piel tiene memoria”.
John Keats.
Quien aún ama, encuentra dolorosa la idea de soltar, no solo por el precio de la despedida sino por la amenaza del arrepentimiento y la incertidumbre de no saber si realmente ha llegado el tiempo de partir y echar raíces en otro sitio, en un día nuevo, con otra persona.
La “pregunta del millón de dólares” que envuelve a muchos ante la sequía del amor marchito es, por ende: “¿Cómo saber que llegó el momento marcharme?”.
La naturaleza del amor aspira y busca la libertad, el respeto hacia el otro, la gracia, la justicia, la entrega desinteresada de virtudes para que la pareja se apoye en ellas y, juntos, alcancen lo que separados resultaría inalcanzable. En este orden de ideas, también es justo decir llegado el caso: “Mereces saber por qué me aparto de ti”.
El amor en su máxima expresión se distingue de la dependencia porque sabe y atesora una verdad inquebrantable: “No necesito. Merezco”. Cuando la esencia del amor se desvanece también disminuye la equidad, que se manifiesta en forma de lazos recíprocos, decisiones compartidas, valoración y respeto tanto de la identidad ajena como de la propia. Y es entonces cuando puede pasar (y pasa) algo mucho más terrible que distanciarse del ser amado: distanciarse de uno mismo.
Es ahí, cuando hemos dejado de ser lo que somos para convertirnos en una sombra necesitada de afecto que se conforma con limosnas de amor, cuando el “yo merezco” debe surgir con valentía por encima del miedo y la tristeza para irse y dejar ir. Para entender que el amor también consiste en marcharse.
Expertos coinciden en afirmar que existe una serie de indicadores cuyo conocimiento puede ayudar a una persona a saber si está perdiendo su identidad en la empresa de mantenerse atada a alguien más. Ellos son:
- Búsqueda constante de aprobación
- Falta de interés en los propios sueños y pasiones
- Desconfianza o disminución de la autoestima
Lo correcto sería tratar estos temas abiertamente en la relación, como método preventivo. Sin embargo, no siempre se detecta a tiempo el momento idóneo para hacerlo y gana el “ya es demasiado tarde”.
Teniendo esto en cuenta, el psicólogo y escritor Walter Riso se tomó la tarea de reunir 4 de sus más entretenidas obras, en las cuales se reune contenido multimedia (texto, audio y video) donde encontrarás historias de vida, testimonios, experiencias y poderosos relatos que conforman una imbatible solución para los conflictos generados por el amor. Ya sea que quieras alejarte o fortalecer el vínculo afectivo con tu pareja, luego de conocer este compilado, tendrás mayor claridad en tu mente respecto a cómo proceder.
Adquiérela y comienza a disfrutar de sus contenidos y enseñanzas cuanto antes: