Los beneficios de una buena alimentación no solo se reflejan en un cuerpo delgado o bien definido que podemos lucir satisfactoriamente en escenarios de la vida social; también hablamos de ventajas emocionales y efectos positivos en nuestra manera de ver el mundo.

1. Contrarrestar los síntomas de la depresión
La reconocida médica y autora estadounidense Elaine Magee, apodada “La Doctora de las Recetas”, destaca las bondades de una dieta equilibrada para impulsar nuestro estado de ánimo e, incluso, combatir los síntomas de la depresión.
Los cambios que implementamos en nuestra alimentación conllevan cambios en nuestra estructura cerebral (química y fisiológicamente) que pueden afectar positivamente nuestro comportamiento.
La Dra. Magee recomienda:
- Aumentar el consumo de alimentos ricos en selenio (carnes magras, nueces, productos del mar).
- Dar preferencia a una dieta mediterránea (muchas frutas, vegetales, cereales, legumbres y pescado).
- Aumentar la ingesta de vitamina D (600 UI de vitamina al día).
2. Reducir el riesgo de cáncer
Una dieta balanceada previene la obesidad, que, de acuerdo con la Sociedad Americana de Oncología Clínica de los Estados Unidos, contribuye a un incremento en el riesgo de desarrollar cáncer o a peores resultados con el paso del tiempo en pacientes diagnosticados con cáncer.
Además, la ingesta regular de frutas y vegetales (ricos en antioxidantes) podría ayudar a prevenir los tipos de cáncer que afectan el tracto gastrointestinal superior, según un estudio realizado en 2014 por la Unidad Epidemiológica de Cáncer de la Universidad de Oxford (Reino Unido).
3. Una mejor calidad de sueño
Un artículo publicado por el Centro de Estudios para la Nutrición (T. Colin Campbell) asegura que la apnea del sueño puede ser tratada con cambios en nuestra dieta y estilo de vida. De hecho, hasta el momento no existen medicamentos que hayan demostrado ser seguros y a la vez eficaces para tratar la apnea; en cambio, una mejor alimentación y ejercicios de presión continua en la vía respiratoria han dado buenos resultados.
Si usted suele tener problemas para dormir o ha sido diagnosticado con apnea, es importante tomar la decisión de modificar hábitos alimenticios que pudieran estar contribuyendo al problema. El sobrepeso y la obesidad, por ejemplo, suelen ser los principales causantes de irregularidades respiratorias que impiden a las personas conciliar un sueño reparador; un giro de 360 grados en su dieta podría ser el remedio que ha estado buscando.
4. Mejoras en la memoria
Una consecuencia de la apnea del sueño es la pérdida progresiva de la memoria, ya que la imposibilidad de dormir adecuadamente acarrea afecciones cognitivas con el tiempo. Existen también otras condiciones de salud que pueden dificultar una memoria saludable, así como el deterioro que normalmente viene con los años.
Para prevenir esto, se ha demostrado que una dieta saludable puede prevenir la demencia y el deterioro cognitivo, principalmente si incluimos alimentos protectores como:
- El pescado y los mariscos.
- Las frutas.
- Las legumbres.
- Las nueces.
- Los granos enteros.
- Nutrientes esenciales como el omega-3 (nueces y aguacate).
5. Una mejor salud para nuestros hijos y nietos
Aunque no podemos hablar de un “efecto mágico” que dé resultado todo el tiempo, sí es cierto que llevar una dieta saludable como padres puede influir en nuestros hijos gracias a la mágica estrategia de “dar el ejemplo”.
Un estudio publicado en la revista Appetite en 2018 respalda esta teoría: los niños aprenden la mayoría de los hábitos relacionados con la salud de los adultos que los rodean, y en especial, de sus padres. Hasta podría decirse que se trata de un “bien heredable” que pasa de generación y generación.
Visto así, una alimentación sana no solo genera beneficios sostenibles en el tiempo para nosotros (física y emocionalmente), también impacta de forma grandiosa a nuestros seres queridos y puede hacer que nos convirtamos en un pilar fundamental para la salud de quienes nos rodean.