“Estoy soltera por gorda”
Queremos compartir esta historia que nos ayudará a entender el verdadero significado de la autoestima:

Me topé hace poco con un chico muy galante con el cual entablé una plática, en el transcurso de ella me preguntó: “¿por qué sigues soltera?”; le dije: “sigo soltera por gorda”.
Él trató de convencerme y de ayudar a aceptarme…
Lo paré en seco para decirle: “Estoy soltera por gorda, no porque yo no me acepte, al contrario, sé muy bien con las armas con las que cuento y con las que podría enamorar a un buen hombre, pero para la mayoría de ustedes es demasiado traumatizante que el resto de la sociedad los vea de la mano de una mujer que no está dentro de los estereotipos de belleza establecidos, tienen miedo de que los juzguen como poco hombres al sólo poder conquistar a una mujer “fea”.
Estoy soltera por gorda pero no por mi poca aceptación, sino por la estúpida idea que se tiene de que el valor que tienes como ser humano depende del adorno que llevas al lado; porque si tu pareja está chuletota, con grasa y todo, sólo la merece probar un hombre con gustos refinados y de paladar conocedor, no cualquier menso que tenga como fantasía estar con una “gorda”.
Así que mi soltería no es por mi baja autoestima, sino por la baja autoestima de los hombres que necesitan demostrarse unos a los otros lo que son capaces de “levantar”.
-Morrigan Monster
Para concluir esta reflexión queremos compartir un fragmento de la “Guía práctica para mejorar la autoestima” del sicólogo y escritor Walter Riso, donde se aborda este importante tema:
“La belleza es una actitud, si te sientes lindo o linda, lo eres, y eso trasmitirás a los demás, pero si aceptas pasivamente el modelo de belleza que te imponen desde fuera, terminarás pensando que eres horrible.
Insisto: tu cuerpo y el modo en que lo cubras deben agradarte primero a ti. “Decórate” a tu amaño y buen parecer, es decir: como se te dé la gana. De no ser así, tu poder de decisión quedará a merced de lo que “se usa” o “no se usa”. Por ejemplo, sentirse bien vestido es algo agradable (a veces he pensado que la mayor felicidad que comparten los invitados a una fiesta de matrimonio, familiares incluidos, no es la alegría del que se casa, sino el sentirse elegantes), pero estar pendiente obsesivamente de “cómo me veo” puede resultar una tarea agotadora y desgastante.”