Redacción Editorial Phrònesis
Así es, no solo de amor viven las relaciones de pareja. Hay ciertos “requisitos” que deben cumplirse para mantener una unión afectiva sólida, confiable y sincera, donde la fidelidad no tenga ni la más mínima posibilidad de afectar el desarrollo de la vida marital o por lo menos, la posibilidad de una infidelidad se reduzca al máximo.
Walter Riso nos cuenta esta historia para visualizar mejor el anterior punto:
Guía práctica para afrontar la infidelidad de la pareja – Walter Riso
Analiza este caso que podría ser el tuyo
Cuando Alicia asistió a mi consulta por primera vez, llegó con nueve kilos menos, una expresión de fatiga crónica, ojeras, depresión y la reaparición de un viejo acné que la mortificaba intensamente. Tenía treinta y seis años, dos hijos pequeños, un marido que la amaba sinceramente y un amante desde hacía un año y medio. Trabajaba como instructora de un reconocido grupo religioso que ayudaba a personas con dificultades de pareja. De hecho, los demás veían su matrimonio como un modelo a seguir, y a ella como una abanderada de la moral y las buenas costumbres.
Sin embargo, pese a sus férreos principios, un amor inexplicable, ilógico y fuera de lugar, había encontrado asidero en su corazón. Contra todo pronóstico y en franca contradicción con sus creencias, el remordimiento no siempre se hallaba presente y cuando hacía el amor con su amante, la normatividad se hacía añicos.
En las conversaciones que tuve con ella, su lado racional trataba de encontrar alguna explicación a lo que le estaba ocurriendo: “¿Cómo puede ser que una mujer hecha y derecha como yo, segura de sí misma y vocera de la lealtad, caiga en las redes de un amor ‘prohibido’?”.
Nadie está exento. Muchos lectores podrían argumentar que los principios morales y el sentimiento de esta mujer hacia su cónyuge no eran lo suficientemente sólidos, porque de serlo se hubiera mantenido limpia de toda traición.
Si dejamos una rendija, por pequeña que sea, un amor inesperado puede deslizarse silenciosamente y echar raíces. En su caso, un “caballo de Troya” afectivo había penetrado sus defensas.
La primera vez que lo vio fue en el ascensor. Simplemente se saludaron y luego se despidieron. Curiosamente, ella retuvo la imagen de aquel rostro durante varias horas, como cuando uno mira el sol de frente y el brillo sigue reflejado en la retina.
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Guía práctica para afrontar la infidelidad de la pareja – Walter Riso
La segunda vez, no podía prender el automóvil y él, especialmente amable, la ayudó. Ella iba al banco, él venía de trotar. Alicia había sido una gran deportista y aún se sentía atraída por todo aquello que tuviera que ver con el ejercicio físico.
Le preguntó por qué no estaba trabajando y él contestó que vendía antigüedades, un negocio de familia que no requería de presencia permanente. Fue cuando supo que se llamaba Pablo y tenía treinta y tres años.
La tercera y cuarta vez, fueron mucho más cercanas e impactantes a niveles físico y psicológico (ver los detalles en la “Guía práctica para afrontar la infidelidad de la pareja”).
El punto cero, la iniciación “formal” de la relación de amantes, ocurrió el día de San Valentín. Fue cuando Pablo la invitó al apartamento para entregarle un regalo singular y muy personal: una canción compuesta especialmente para ella, “Tan cerca y tan lejos”. El remate de la conquista no se hizo esperar. Hipnotizada y cansada de resistirse, se entregó a la fascinación de aquella nueva experiencia.
A la hora de escribir este texto, la vida de Alicia sigue transitando por los vericuetos de una doble vida y una doble moral. No es capaz de soportar la pérdida de ninguno de sus polos afectivos: de un lado están los hijos, el matrimonio, las creencias religiosas, el marido, la adecuación social y del otro, Pablo al desnudo.
Una balanza de platillos perfectamente equilibrada e insoportablemente quieta. Aunque su estructura mental estaba organizada y entrenada para ser fiel, no estaba preparada para los imponderables.
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La ambivalencia de Alicia podría durar años o toda la vida. Recuerdo un caso similar, en el que una agobiada mujer tuvo que irse a vivir a otro país para dejar al amante y cuando regresó, al cabo de cinco años, lo primero que hizo al bajar del avión fue llamar al ex. A los quince días, otra vez estaban juntos.
Conoce más detalles de esta historia, cómo manejar este tipo de situaciones y qué medidas tomar si se presenta en tu vida conyugal en la “Guía práctica para afrontar la infidelidad de la pareja del psicólogo y escritor Walter Riso.